Uno de mis amigos insistía que el prestigio es un valor positivo, y que solo se puede construir en base a buenas acciones. Otros argumentaban contrariamente, poniendo como ejemplo algunos corruptos y estafadores que habían gozado de un respetable prestigio social.
Poco a poco fuimos desgranando cada una de las posiciones, emulando a Descartes, una por una fue examinada para intentar conseguir una verdad que fuera tan clara y distinta que no nos quedara duda alguna de su validez.
Sorprendentemente, no pudimos encontrar en el prestigio, ningún compromiso con el bien o el mal. Un hombre gozará de tanto prestigio, siendo un eminente médico, como si se convierte en un perverso asesino.
Buscando la etimología de la palabra, conseguimos que "prestigio" viene del latín præstigum, lo cual significa truco o engaño.
Quedamos un poco aturdidos con esta aseveración, pensando…pensando...hasta que salió la pregunta del alma: ¿Debemos ser hipócritas entonces?.
No fue fácil, a punta de mayéutica y después de un rato, la respuesta ilumino la sala:
Se trata de SER Y PARECER. Las dos cosas se complementan, y aunque se puede parecer sin ser y ser sin parecer; Ser es unir ambas condiciones en el mismo individuo. Parecer sin ser, no es necesariamente un acto voluntario. Igual que ser sin parecer.
¿Y el prestigio?, pareciera que se consigue solo por la fama, puedes ser sin parecer y tener prestigio, puedes parecer sin ser e igualmente.
¿Y la mujer del Cesar?, ¿fue víctima de la sociedad?, o realmente era lo que no parecía…Quien sabe.
Gracias por la foto a: http://rigolibre.ticoblogger.com/2009/05/la-mujer-del-cesar.html
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